Una parte del libro “Brotes Pisoteados”

Por otro lado, las organizaciones burocráticas oficiales juveniles progubernamentales a menudo tienen un ala militar, que sirve como grupo paramilitar. Por ejemplo, hay muchos casos de ataques a la oposición realizados por los chavistas venezolanos de la Juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela y los – así llamados – “colectivos”.

Los “colectivos” son formalmente una red horizontal cuyo deber es ser responsable de la propagación de la ideología de izquierda (chavista), de contribuir a la creación de la sociedad civil en el país, y de ayudar a mantener el orden. En realidad, los “colectivos” se convirtieron en una red de equipos paramilitares tipo gangsters, que matan y mutilan a la oposición, llevan a cabo la “violación correctiva” de niñas (nota23) para “recuperarlas en el camino correcto”, participan en el crimen organizado, se dedican a la extorsión, se pelean entre ellos y realizan el trabajo más sucio de la represión, para de ese modo evitar que sea una carga para la policía oficial.

El caso de Venezuela es un ejemplo, pero también otros países de América Latina tienen una especie de prototipo de grupos paramilitares del gobierno. Por ejemplo, en la Argentina está La Cámpora y especialmente Quebracho, quienes atacan regularmente a opositores políticos. Sólo en 2014 me enfrenté personalmente a los de Quebracho cuando atacaron el Foro de Buenos Aires y atacaron a Ricardo López Murphy (quien es un hombre amable e inofensivo que no amenaza ni al gobierno del país ni al “experimento socialista”).